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22/10/2024 La Nación - Nota - Política - Pag. 18
Diez diputados ligados a Manes y Lousteau romperían el bloque UCR
Delfina Celichini LA NACION
interna. Se niegan a permanecer junto a los cinco que apoyaron los vetos y se mostraron con Milei; la escisión se concretaría hoy
Diez diputados radicales se encaminan a romper el bloque que conduce Rodrigo de Loredo. Se trata del sector que se referencia en el bonaerense Facundo Manes y en Evolución, la rama interna de la UCR vinculada con Martín Lousteau y el vicerrector de la Universidad de Buenos Aires, Emiliano Yacobitti. El inminente portazo se relaciona con su exigencia, desoída, de que los cinco diputados que se fotografiaron con Javier Milei y luego votaron a contramano de su partido abandonen la bancada. "Ya avisamos que armaremos un bloque después del martes [por hoy], sin infiltrados de Milei", confió a la nación un diputado del ala dura. Se refirió así a Mariano Campero (Tucumán), Martín Ar- jol (Misiones), Federico Tournier (Corrientes) y Luis Picat (Córdoba). Está en duda el neuquino Pablo Cervi, quien en la última votación se abstuvo de votar a favor del veto presidencial que congeló el presupuesto universitario. Lo cierto es que quienes buscan excluirlos no cuentan con la mayoría para imponer su voluntad. Por tanto, serán ellos mismos los que tengan que dejar el espacio. Del conjunto cercano a Manes se cuenta, además del neurocientífico, a Pablo Juliano (Buenos Aires), Fernando Carbajal (Formosa), Marcela Coli (La Pampa), Jorge Rizzotti (Jujuy) y Manuel Aguirre (Corrientes). Se les suman los diputados que se asocian a Evolución: las porteñas Carla Carrizo y Mariela Coletta, Danya Tavela (Buenos Aires) y Marcela Antola (Entre Ríos). Sus diez avales quedaron en minoría frente a los 24 de la vereda opuesta. Están en duda la jujeña Natalia Sarapura, aliada de Gerardo Morales; la santafesina Melina Gior- gi, que responde al gobernador Maximiliano Pullaro, y el chaque- ño Juan Carlos Polini, quien había firmado el pedido de expulsión original, pero ahora se retractó. Según pudo saber la nación, lo único que podría retrasar la salida de esta decena de diputados del bloque es la puja por la conducción del nuevo espacio que crearían, protagonizada por Carbajal y Carrizo. A pesar de que el sector de Manes es mayoría y podría pelear por el formoseño, es Carrizo, del ala de Lousteau, la que cuenta con el apoyo y las credenciales para asumir ese rol. La otra discusión en puerta tiene que ver con quién se queda con el sello UCR. Nadie quiere ceder la identificación partidaria y es posible que se abra un conflicto que termine en la Justicia. Los que pegarán el portazo son minoría, pero argumentan que cuentan con el respaldo no solo del presidente del Comité Nacional -Lousteau-, sino también con el aval del titular de la Asamblea Nacional, el órgano legislativo de la UCR, en manos de Gastón Manes, hermano del diputado. De hecho, se rehúsan a pensar un nombre para la nueva bancada. "No vamos a ceder el sello UCR. Haremos que el partido nacional nos reconozca a nosotros", advirtieron. El fallido salvoconducto Durante la última cumbre, de la que no participaron los cinco díscolos, Julio Cobos logró que se postergara el quiebre. Planteó, junto a otros mediadores, como Fabio Quetglas, una alternativa para evitar la fractura explícita: la posibilidad de que se firme un compromiso de respetar las posturas que adopte la bancada a través de la voluntad de la mayoría. Esta opción no convenció al sector de Manes y Lousteau, que si bien accedieron a postergar la escisión, no fueron disuadidos de armar un espacio propio. Especularon con la posibilidad de que la firma de ese documento espantara a los "infiltrados" y se fueran sin que nadie los echara, pero eso no sucedió. Por el contrario, los cinco radicales aseguraron a este medio que no solo no se irían, sino que, además, condicionarán la firma de ese documento a la incorporación de tres cláusulas: que la decisión de la mayoría del bloque respete el equilibrio fiscal, la estabilidad institucional del gobierno "elegido democráticamente" y la voluntad de los gobiernos locales. Una chicana para los que buscan expulsarlos, a los que acusan de tener "doble vara" para juzgar a quienes votan diferente. Listan el rechazo del grupo de Manes a la reforma laboral, impulsada por referentes radicales, y a la ley de esencialidad educativa, que la UCR acompañó. En espejo, a los cinco díscolos no les perdonan haber ayudado a blindar los dos vetos de Milei, con un giro de 180 grados con relación a cómo habían votado cuando se discutieron en la Cámara baja. Les achacan que hayan pisoteado dos banderas del radicalismo: la protección a los jubilados y la defensa de las universidades nacionales.*
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cpol1
#91098477 Modificada: 22/10/2024 04:13 |
Superficie artículo: 368.36 cm²
Cotización de la nota: $286.586
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